«La lata está sucia // La de botella está quemada // En lata se enfría más rápido // La botella es clásica // La lata es fácil de abrir // Para la botella ocupas destapador // La lata es más fácil de guardar // En botella se conserva mejor….»
¿Quiénes de ustedes no han escuchado al menos un par de esas frases? El debate sobre preferir beber cheve en lata o en botella pareciera interminable.
¿Es en realidad un empaque mejor que el otro?

Analicemos las ventajas y desventajas de cada uno en diferentes rubros, pero antes, un poco sobre el contexto histórico:
Históricamente, la botella llegó mucho antes que la lata. La botella se empezó a utilizar como un método aceptado de empaque de la cerveza para comerciarse hasta finales del siglo XVII para estilos que contuvieran mucho lúpulo, mientras que la lata no se empezó a utilizar sino hasta 1935.
Originalmente, cuando la lata fue introducida , la mayoría de las cervecerías le dieron una rápida bienvenida a esta nueva forma de empaquetar, transportar, vender y consumir la cerveza, debido a la facilidad de su producción. No en vano, eran fabricadas con material más barato (estaño) que al mismo tiempo era más ligero, por lo que abarataba los costos de transportación y eran mucho más resistentes, todo esto, junto a su facilidad de almacenaje les dio varios puntos a su favor, a pesar de que la industria de las embotelladoras y fábricas de botellas estaba bastante bien parada.
Además, cuando la lata fue introducida al mercado, lo normal era que las botellas fueran reusadas, por lo que tenían que ser devueltas a la tienda; éstas solamente eran «prestadas» al consumidor quien a cambio tenía que dejar una garantía hasta que las devolviera. Este famoso «importe» que todavía existe para algunas botellas, simplemente no tenía razón de existir con las latas porque éstas eran desechables.
Con todas estas ventajas, es fácil entender porqué las cervecerías preferían a la lata sobre la botella, sin embargo, los consumidores no pensaron igual.
Cuando las latas fueron introducidas al mercado como empaque para la cerveza, ya se manejaba un recubrimiento interior a la lata, generalmente de plástico o cera, para prevenir que el metal hiciera contacto con la cerveza y contaminara y empeorara su sabor, sin embargo, este recubrimiento no era perfecto y las cervezas en lata solían contener un sabor metálico, que volvió a este empaque impopular entre los consumidores. Problema que con las botellas de vidrio nunca había que preocuparse.
En cuanto a su facilidad de apertura, las botellas habían venido utilizando desde el siglo XVII como tapa el corcho, al igual que las botellas de vino, mismo que tenía que ser sellado a mano y después amarrado con alambre para asegurar que se mantuviera en su lugar, debido a que la carbonatación en una botella de cerveza es mucho mayor al de una botella de vino.
A finales del siglo XIX, 1891 para ser exactos, se introdujo el tapón corona, o corcholata, invención que vino a sustituir totalmente al corcho como tapa para las botellas de cerveza, por su facilidad para industrializarse, su capacidad para conservar la cerveza y su posibilidad de grabar marcas en la parte superior.
Sin embargo, estos tipos de tapón para las botellas requerían de instrumentos especiales para poderla abrir, ya fuera un destapacorchos o un destapador, lo que no facilitaba mucho su consumo.
La lata, en un inicio, venía totalmente sellada, por lo que también requería un instrumento especial para abrirla. Cosa que cambió en 1959 cuando se creó un sistema de apertura más sencillo que no requería ninguna llave: la lengüeta de arrastre (pull tab). Este sistema siguió evolucionando hasta que desde la década de los 70’s se creó prácticamente el mismo sistema abrelatas que tenemos hoy en día.

Con el tiempo, el material preferido para fabricar las latas se cambió por aluminio, y el recubrimiento interior se mejoró mucho, evitando que la cerveza pudiera contaminarse y adquirir un mal sabor.
En las botellas, ya en el siglo XXI, se introdujo un sistema de rosca para las corcholatas, permitiendo su apertura sin necesidad de instrumentos o artimañas.
Ahora que tenemos una idea un poco más clara sobre la historia de las dos formas de empaque, podemos hacer una comparación sobre sus ventajas y desventajas en distintos aspectos:
Portabilidad
La lata de aluminio sigue siendo mucho más ligera que la gruesa botella de vidrio, además de que por su forma cilíndrica facilita su almacenaje permitiendo encimarse unas en otras en grandes cantidades. Además, aunque el vidrio de la botella es bastante grueso, sigue siendo un mayor riesgo que se rompa durante su transportación frente al aluminio, que aunque tampoco es irrompible, es maleable.
Añejamiento
La razón por la que cervecerías tradicionales europeas, como las trapenses, siguen utilizando botellas va más allá de un romanticismo histórico o de no querer dejar atrás las tradiciones: las botellas son la única forma de empaque individual en la que pueden servir sus cervezas. Estilos de cheve que requieren de una segunda fermentación, tienen que estar en una botella, ya que el grosor del vidrio es suficiente para que el proceso se pueda llevar a cabo de una manera adecuada, así como la cantidad adicional de oxigeno que hay dentro de la botella, dos carácterísticas que no existen en la lata, empaque en el que si se intentara hacer una segunda fermentación, terminaría explotando.
Impacto ambiental
Aunque no tiene que ver tanto con el contenido, sigue siendo un factor a tomar en cuenta. Las latas, por su portabilidad y facilidad de almacenaje, permiten ser transportadas en menos viajes con un menor gasto de combustible, además de que el porcentaje de latas que se recicla es mucho mayor al de las botellas de cristal.
Protección
La razón principal por la que una cerveza se «quema», «azorrilla» u obtiene ese reconocible sabor desagradable es porque se expone a rayos ultravioletas, mismos que causan reacciones en los ácidos del lúpulo que como consecuencia liberan azufre en la cerveza. La forma de evitar que esto pase, es evitando que el líquido de la cerveza entre en contacto con tales rayos uv. La forma que se encontró para prevenir esto en las botellas, fue haciendo el vidrio de ciertos colores que le dieran protección al contenido, como son el color verde y marrón. Al ser la botella de alguno de estos colores, la protección que tiene la cerveza ante los rayos uv es mayor, aunque no absoluta, cosa que sí sucede con la cerveza empaquetada en lata. Los rayos uv no atraviesan el material del que está fabricada la lata, por lo que la protección que le da a la cerveza es mucho mayor y se corre menos riesgo de que se queme o azorrille.
Así que cada forma de empaque tiene sus ventajas y desventajas. Hay quienes prefieren una forma y quienes prefieren otra, sean cerveceros, consumidores o incluso coleccionistas. Finalmente el debate entre si es mejor una lata o una botella es cuestión de gustos, y mientras lo sirvamos en un vaso, el contenido es lo que importa.
Fuentes:
Society for Historical Archeaology
Wikipedia – Cerveza embotellada